Momento Espírita
Curitiba, 25 de Abril de 2024
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ícone En el reino de las mariposas

A orillas de un charco, una mariposa se posó sobre un nido de larvas y dijo a las pequeñas orugas:

Hola, soy vuestra hermana. Vengo a decirles que tengan esperanza. ¡No siempre se quedarán pegadas a las hierbas del pantano!

Esfuércense para no sucumbir a los golpes del viento que, de cuando en cuando, barre el paisaje.

¡Esperen! Después del sueño que les aguarda, todas despertarán con alas de puro terciopelo, reflejando el esplendor solar...

Entonces, ya no se arrastrarán más, presas al suelo húmedo y triste. Adquirirán una preciosa visión de la vida, ya que podrán subir muy alto y vuestro alimento será el néctar de las flores...

¡Viajarán deslumbradas, contemplando el mundo bajo un nuevo prisma!

Cuando la mensajera se detuvo un poco, se oyeron exclamaciones de admiración:

¡Qué criatura tan misteriosa!

¿Será un hada milagrosa?

Nada posee de común con nosotras...

Irradiando el suave aroma del jardín del que provenía, la bella visitante sonrió y continuó:

¡No hay que engañarse! ¡No soy un hada celestial! Mis alas son parte integrante de la nueva forma que la naturaleza les reserva.

Ayer, vivía con vosotras. ¡Mañana viviréis conmigo! Flotaréis en el inmenso espacio, en vuelos sublimes a plena luz. Liberadas del lodazal, os elevaréis felices.

Conoceréis la belleza de las copas floridas y el sabroso néctar de los pétalos perfumados. Contemplaréis la altura y la amplitud del firmamento...

Poco después, dirigiendo una mirada amorosa a la alborozada familia, extendió sus alas coloridas y, volando graciosamente, desapareció en el azul infinito.

Ante eso, la oruga más vieja del grupo llegó al nido y, al escuchar los emocionados comentarios de las jóvenes compañeras, ordenó irritada:

¡Cállense y escuchen! Todo eso es insensatez, mentiras, divagaciones...

¡No tenemos que engañarnos! ¡Nunca tendremos alas!

Somos orugas, nada más que orugas. Seamos prácticas, en lo inmediato de la propia vida. Olvídense de los pretendidos seres alados que no existen.

Simplemente necesitamos comer y comer... Después viene el sueño, la muerte... Y la nada... Nada más...

Las orugas se callaron, desencantadas.

Cayó la noche y, en medio de la sombra, la oruga jefa se adormeció, sin despertar al otro día. Estaba completamente inmóvil.

Las hermanas, preocupadas, observaban con curiosidad el fenómeno...

Pasado algún tiempo, para asombro de todas, la orientadora ignorante e incrédula apareció como una mariposa de terciopelo, con alas suaves y veloces, bailando en el aire...

* * *

Semejante a la hermosa mariposa que descendió a las bandas oscuras donde se arrastraban sus hermanas orugas, un día, la Humanidad también recibió la visita de un Ser Sublime, que vino a traer consuelo y esperanza.

Habló de una vida triunfante, más allá del capullo físico.

Él mismo, después de liberarse del cuerpo físico, surgió más libre y brillante que antes, mostrándose a sus discípulos, a sus amigos.

Después, suavemente, desapareció en la inmensidad azul, ante quinientos testigos, admirados, en la lejana Galilea...

A pesar del tiempo transcurrido, todavía hay quienes prefieren creer que lo que nos espera más allá de la muerte es la nada.

No nos engañemos. Somos inmortales. Viviremos.

 

Redacción del Momento Espírita, basado en el cap. 29
 del libro
Contos e apólogos, del Espíritu Irmão X,
 psicografía de Francisco Cândido Xavier, ed. FEB.
El 31.8.2020
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