Momento Espírita
Curitiba, 04 de Maio de 2024
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ícone La fuerza del equipo

¿Usted se considera un buen miembro de un equipo?

En la historia de la  humanidad, nunca se ha realzado tanto la importancia del trabajo en equipo como en los días actuales.

La práctica ha comprobado que el trabajo en equipo, funciona. No es otra la razón que lleva a los empresarios a invertir en adiestramientos para consolidar equipos eficientes y bien preparados.

No obstante, para que haya un buen resultado en la labor de equipo, es preciso cambios en la intimidad del individuo que la compone, de tal modo que mejore su actuación, ya que el equipo es el resultado de la suma de las características de cada uno de sus miembros.

Siendo así, cabe a cada criatura, la búsqueda del perfeccionamiento individual, invirtiendo en sí mismo para que pueda ser un elemento útil en el conjunto.

Hace algún tiempo, se valoraba mucho la competencia específica de cada uno en particular, sin prestar atención a su actuación en equipo.

Hoy en día, en cambio, no basta ser un miembro eficaz, es preciso ser un miembro eficaz dentro del equipo. En otras palabras, es preciso que se lleven en cuenta los objetivos comunes del conjunto.

Un jugador de basquetbol, por ejemplo, puede ser muy bueno en las jugadas individuales, pero, si no juega bien con el equipo, seguramente el técnico eligirá otro menos eficiente que sepa dividir el juego con el resto del conjunto.

De este modo, cada individuo es un engranaje inteligente dentro del conjunto de realizaciones. Cada uno de ellos es pieza importante para que se alcancen los objetivos establecidos por el equipo.

En la construcción de un edificio, todos tienen que ejecutar su parte con mucha responsabilidad y competencia para que no se ocasionen daños a la obra.

El ingeniero, el arquitecto, el maestro de obras y hasta el más humilde peón, son importantes para alcanzar un buen resultado al final de la construcción.

Un ladrillo mal colocado, una viga mal hecha, la mezcla mal preparada, un pequeño agujero dejado por descuido, pueden causar, a lo largo del tiempo, el desmoronamiento del edificio.

La vida en sociedad es ley divina, es por esa razón que incluso los animales buscan juntarse para alcanzar los objetivos de supervivencia.

Generalmente cazan en bandos, vuelan en bandos, organizan verdaderas colonias donde cada uno ejerce una función específica dentro de las necesidades comunes.

Una vez más,  Jesús se anticipó en  sus enseñanzas, hablándonos del haz de varas.

Un haz de varas es un equipo con cohesión y  homogeneidad. Lo que no significa varas idénticas, sino unidas entre sí.

Las varas tienen sus características individuales, y ajustadas unas a las otras hacen que el haz sea tan resistente que nadie las puede romper. Y si una de ellas es retirada, todo el conjunto se desequilibra.

Una vez más debemos reconocer la sabiduría del Hombre de Nazaret, pues cuanto más conocemos sus enseñanzas, más evidente se nos revela su grandeza. 

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Si usted quiere realmente crecer, es necesario permitir que otros crezcan con usted para darle sustentación.

Cuando una persona cae, muchos caen con ella. Pero cuando alguien se levanta, muchos se levantan también.

¡Piense en ello!

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